Leo es el segundo signo de fuego, representado por el fuego de la hoguera, que calienta, que se utiliza para crear, el fuego de la cocina, de la herrería y de la alquimia. Leo se relaciona con esta capacidad creativa, con la generosidad, nobleza y calidez del corazón, así como con el poder y el liderazgo, que utilizado desde el corazón beneficia a la humanidad entera.
Esta Luna nueva también va acompañada por un eclipse parcial de sol y nos invita a ver y sanar todas las heridas y carencias afectivas de nuestra infancia, sobre todo las relacionadas con nuestros padres. Es ideal meditar sobre la relación que tenían nuestros padres y cómo esto ha influido en nuestra manera de ver y vivir las relaciones de pareja. ¿Nos hemos sentido queridos? ¿Cómo vemos y cómo nos relacionamos con la energía femenina y masculina? Es importante ver estas heridas para sanarlas y poder abrir el corazón sin miedo a ser heridos. Darnos el amor y el reconocimiento que sentimos que no hemos recibido es la clave para salir del victimismo y de las situaciones repetitivas de nuestra vida donde reforzamos esta falta de atención, de valoración, y reconocimiento. Necesitamos empezar a vernos, a reconocernos, a querernos, si queremos ser vistos, reconocidos y queridos por como somos. De esta manera podemos empezar a brillar, a manifestar quienes somos con orgullo y atraer situaciones y relaciones donde se nos aprecia y podemos manifestar todo nuestro potencial.
Este mes se aconseja trabajar con técnicas de sanación del niño interior, recuperar nuestra alegría y capacidad de amar y trabajar con actividades creativas.
Para esta luna se pide:
- En el plano físico: curaciones de problemas circulatorios, del corazón, ansiedad, depresión, trastornos del sistema nervioso.
- En el plano emocional: sanar al niño interior, aprender a amarnos y a creer en nosotros mismos, expresar nuestra creatividad y liderazgo.
- En el plano espiritual:confiar y entregarnos a la vida.
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