La luna llena de este mes es el sábado 14 de septiembre en el eje Virgo-Piscis.

Es una luna dominada por el elemento Tierra al estar el Sol, Marte, Mercurio y Venus en Virgo, Saturno, Plutón y el Nodo Norte en Capricornio, y Urano en Tauro. La Luna se encuentra en Piscis junto con Lilith y Neptuno.

La predominancia de la Tierra que ha sido característica de este mes de Virgo, nos conecta con lo práctico, con el mundo de la materia, manteniéndonos en el aquí y ahora atendiendo a los asuntos mundanos evitando que nos escapemos al mundo de los sueños, de las fantasías, al idealismo sin bases sólidas.

En las dos semanas entre la luna nueva y la llena hemos tenido la posibilidad de centrarnos en lo que queremos, en establecer nuevas rutinas y hábitos saludables a nuestra vida, a planificar y organizar lo que queremos construir, y sobre todo en cuidarnos, prestando atención a nuestro cuerpo físico, y de la misma manera al planeta, al cuerpo de la Madre Tierra. Desde esta base, podemos abrirnos a la espiritualidad, al sentir y conectarnos con los señales que nos manda la vida.

Esta Luna nos enseña a encontrar la espiritualidad en la materia, recordándonos que hemos venido a vivir en este plano y dimensión, y cuanto más intentamos escaparnos del cuerpo y de la materia más oscuridad atraemos a nuestra vida. La sombra, la oscuridad que tanto tememos no es otra cosa que la proyección de todo lo que rechazamos y reprimimos. Venimos de una cultura donde lo oscuro, lo terrenal han sido definidos durante siglos como demoníacos y en nuestro subconsciente todavía lo asociamos con algo malo que nos hace sentir culpa y vergüenza. Son tiempos de conectar con todo lo que está “abajo” y cambiar la manera de verlo y sentirlo, devolviéndole su sentido originario. Allí está escondido el conocimiento y la sabiduría que la humanidad y el planeta necesitan en este momento para evolucionar y salir de la espiral de autodestrucción. 

En esta Luna lo ideal es sacralizar la material, encontrar lo sagrado en todo lo que nos rodea. Es un buen momento para conectar con la tierra y escuchar sus mensajes y su sabiduría, empezar a mirarla como un ser vivo que nos nutre y nos sustenta, y así honrarla y cuidarla. De la misma manera, es buen momento para cuidar, honrar y escuchar nuestro cuerpo, dándonos cuenta de cómo todo lo que rechazamos, reprimimos se manifiesta en el. Es el momento de ser amables con nosotros mismos, honrando nuestro sentir y nuestra experiencia de vida, abrazando nuestras heridas y liberándonos de la culpa y de la vergüenza. Aprendamos a ver la belleza en nosotros mismos, a ver nuestra luz en el medio de nuestra oscuridad para que nos guíe en nuestro camino.

Daniela Caronia https://aguadeluna.net

Imagen: Lola Ortega http://mairielarte.es