La astrología es una disciplina que nos ayuda a desenvolvernos en la vida para superar los bloqueos y encontrar nuestro camino. Una de las herramientas más útiles es la carta natal.

La bóveda celeste se divide en doce sectores, que llamamos “casas”,  a través de las cuales las doce constelaciones del zodíaco y los planetas van viajando a lo largo del tiempo. La carta es
como la fotografía de donde están las constelaciones y los planetas en el momento y el lugar en el que venimos al mundo.

Es como si fuese nuestro perfil genético que según las circunstancias y el ambiente que nos rodea puede desarrollarse más o menos.

Cada casa representa un aspecto de la vida, y según la distribución de las constelaciones y los planetas, sabremos para cada persona qué características destacan y qué potencial tiene esa persona en particular. Los aspectos o relaciones de los planetas entre ellos nos hablan de los exámenes que tenemos que superar y nos dan herramientas para entender la manera en que abordarlos.

La carta representa el viaje cíclico de nuestra alma, que empieza con el ascendente, la casa I, que rige  “Yo Soy”. Al nacer, respirando empezamos a existir, somos lo que somos. A partir de este momento, la interacción con el entorno nos condicionará, haciendo que creemos máscaras, una personalidad y unos patrones mentales y emocionales que influirán en nuestra forma de ver y vivir las experiencias que se nos presenten.

El ascendente, junto con otros parámetros como el descendente, y medio cielo-fondo del cielo forman una cruz,  la  de nuestro destino, que debemos aceptar para mover la rueda y evolucionar.

Este viaje a través de las doce casas es un mapa que nos cuenta “por qué nos pasa lo que nos pasa”, cuáles son nuestros puntos fuertes, así como los débiles y los exámenes y aprendizajes a los que tenemos que enfrentarnos.

En la casa II encontramos el don y los talentos de la persona, y así ayudarla a orientarse a nivel profesional. Cada uno de nosotros viene con una lección de vida que desarrollar, que en la carta está representada por la posición del nodo norte. Es lo que tenemos que aprender y superar en esta vida con la ayuda de nuestros dones.

En la carta astral también podemos ver la influencia de la educación de la infancia, que nos impide muchas veces conectar con nuestra verdadera vocación dedicándonos a profesiones que no nos gustan pero que pensamos que nos dan seguridad económica o una buena posición social. Eso genera frustración y amargura y se traduce en molestias físicas y enfermedades crónicas, que afectarán distintas partes del cuerpo y que podemos también encontrar en nuestro tema natal.

Os animo a conocer vuestra carta astral para comprenderos y hacer de vuestra vida una obra de arte única e irrepetible.

Artículo publicado en la revista Energía Vital – Número 13